Visitar La Rochelle en la costa atlántica es multiplicar las aventuras al borde del mar: desde el Puerto Viejo, testigo de varios siglos de tradiciones marineras, hasta su archipiélago salvaje y preservado, su estancia en camping en La Rochelle se presenta rica en todo tipo de aventuras. ¿Por qué comenzar? ¡Síganos en nuestro recorrido por el Top 7 de vistas imprescindibles en La Rochelle este verano!
1. El Puerto Viejo de La Rochelle: perfecto para ponerse en la piel de un corsario
Primera parada: ¡el emblemático Puerto Viejo de La Rochelle! Custodiado por sus tres célebres guardianes, las Torres de la Linterna, San Nicolás y la Cadena, declaradas todas ellas Monumentos Históricos, ofrece una estampa sacada de una película de piratas. ¿Sabía usted que la Torre de la Linterna es el faro más antiguo de la costa atlántica? Ahora bien, para disfrutar de las mejores vistas a la ciudad, nada como la Torre de San Nicolás, desde la que podrá contemplar una panorámica espectacular. ¡Sin duda el lugar ideal para elegir su próxima parada!
2. El Casco Antiguo: perfecto para viajar en el tiempo
Una vez franqueada la famosa Puerta del Gran Reloj, estará usted en pleno corazón del Casco Antiguo, con sus 263 monumentos de interés histórico. Fachadas ornamentadas, casas de entramado de madera, palacetes privados… Su patrimonio le cautivará en cada esquina. Diríjase hacia la Catedral de Saint-Louis, cuya fachada clásica no hace justicia a los sublimes cuadros y vidrieras que alberga en su interior.
3. El Acuario de La Rochelle: perfecto para sumergirse en las profundidades del océano
Actividad familiar por excelencia, el Acuario de La Rochelle le invita a hacer una inmersión de 2 horas en el corazón de los océanos del mundo entero. Sea cual sea su edad, ¡no podrá evitar sentirse pequeño al contemplar de frente a los tiburones del Pacífico, las tortugas del Mar de los Sargazos y los majestuosos pulpos del Mediterráneo! Con su recorrido lúdico y didáctico concebido especialmente para los niños, la familia al completo vivirá aquí una experiencia inmersiva difícil de olvidar.
4. Museos de La Rochelle: perfectos para conocer el pasado de la ciudad
Para conocer La Rochelle de antaño, ¡ponga rumbo a sus museos! “Embarque” en el famoso Museo Marítimo para adentrarse en el corazón de la historia a bordo de auténticos buques declarados Monumentos Históricos. Podrá explorar la fragata meteorológica France 1, auténtica estrella del museo, de la que los niños podrán salir con un diploma en su haber.
Los amantes de la historia saciarán su sed de descubrimientos en el Búnker de La Rochelle y sus 280 m² dedicados a la II Guerra Mundial, mientras los locos del arte disfrutan en el Museo de Bellas Artes. Y, si la lluvia irrumpe por sorpresa durante el día, no lo dude: ¡visite los tres museos!
5. El Mercado de Abastos: perfecto para degustar el mejor marisco
En La Rochelle, hasta los momentos de pausa se saborean. A la hora del almuerzo, deléitese con alguna de las numerosas especialidades de Charente: marisco y, en particular, las famosas ostras de la bahía de Marennes-Oléron, sin olvidar las patatas, quesos de cabra o el llamado “millas” de Charente, un flan de maíz que será la brocha perfecta a la jornada. Si quiere estar seguro de la calidad de los productos, hay un lugar que no falla: ¡el famoso mercado de abastos (Les Halles) de La Rochelle! Situado en el corazón del Casco Antiguo, combina el encanto de tiempos pasados con coloridos puestos que reúnen a los mejores productores locales. Al atardecer, ponga rumbo a la rue Saint-Jean du Pérot para descubrir los restaurantes más codiciados de la ciudad.
6. La playa de Les Minimes: perfecta para relajarse durante toda la jornada
Además de ser una ciudad portuaria de mil y una anécdotas históricas, La Rochelle es también una estación balnearia que invita a disfrutar de los placeres del océano. Diríjase a la playa de Les Minimes para cambiar el adoquinado por la arena fina. Imposible equivocarse: la encontrará junto al puerto deportivo homónimo, uno de los más grandes del mundo. Frente al llamado Faro del Fin del Mundo, podrá hacer paddle surf, vela, marisquear y, por supuesto, tirarse a la bartola.
7. Las islas de Ré, Oléron y Aix: perfectas para largar amarras
Aunque La Rochelle bastará por sí sola para cautivarlo, le animamos a largar amarras para continuar con la aventura en el mar. La ciudad está rodeada de una ristra de islas, a cual más cautivadora, si bien la isla de Ré se sitúa a la cabeza. Aunque podrá llegar a ella por vía marítima, también podrá hacerlo cómodamente en coche o caravana cruzando un puente. Una vez en Ré, podrá descubrir sus famosas fortificaciones de Vauban, impresionantes salinas, playas vírgenes y casas encaladas, que le han valido el apodo de “Ré la Blanche” (la blanca).
Al sur, toma el testigo la isla de Oléron, con sus emblemáticas cabañas multicolores, donde podrá degustar las mejores ostras de la región. No pierda la oportunidad de hacerse a la mar para conocer de cerca el famoso Fort Boyard, a poder ser a bordo de una auténtica jarcia, cuyo capitán le desvelará todos los secretos del fuerte.
Alójese en un camping al borde del mar frente a La Rochelle
Para visitar La Rochelle y conocer sus lugares de interés, regálese el mejor de los emplazamientos. A solo unos minutos de sus célebres torres, su camping Sandaya le da la bienvenida en una de las playas más hermosas de Charente Marítimo. Entre dos chapuzones, disfrutará de lo lindo mientras prepara relajadamente su próxima escapada.
Si tiene usted la suerte de prolongar sus vacaciones en camping, explore los muchos tesoros de los alrededores de La Rochelle: la isla de Ré y sus estaciones balnearias preservadas, Rochefort y su arsenal histórico, La Palmyre y su increíble zoo, la bahía de Marennes y sus sabrosas ostras… Le esperan un sinfín de aventuras que le permitirán sacar el máximo partido a sus vacaciones en la costa atlántica.