La Costa Azul, joya nacional francesa que atrae a las multitudes a lo largo de todo el año, no necesita presentación. Es fácil entender el porqué de este éxito: pueblos pintorescos con un encanto increíble, una costa impresionante, un clima soleado 300 días al año y una gastronomía de calidad cuyos aromas identificamos con el sol y las vacaciones. Entre la larga lista de atracciones turísticas y ciudades por descubrir en la región, hemos seleccionado las que (en nuestra humilde opinión) son las ciudades más bellas de la Costa Azul. ¡Síganos en este viaje!
1. Cannes y los tesoros de su bahía
No hace falta presentar Cannes. Esta emblemática ciudad de la Costa Azul que suele identificarse con el glamur, el brillo y las lentejuelas. Hay mucho de cierto en ello: paseando por la mítica Croisette, con sus hoteles y tiendas de lujo a un lado y el Mediterráneo al otro, se sentirá como una estrella por un día.
Aunque sería injusto reducirla solo a eso: su centro urbano es magnífico, al igual que su litoral, donde se suceden hermosas playas e íntimas calas. Otro tesoro ineludible de Cannes son las islas de Lérins. En este pequeño paraíso terrenal a tan solo 15 minutos en barco, familias y enamorados caerán rendidos ante el hechizo de la abadía de la isla Saint-Honorat y las calas de aguas turquesas de la isla Sainte-Marguerite.
2. Saint-Tropez, reina indiscutible
Saint-Tropez, otra visita obligada en la Costa Azul, es símbolo de suntuosidad, con sus enormes barcos amarrados en el puerto y sus selectos restaurantes y discotecas. Aunque uno no se identifique con su espíritu, esta estación balnearia merece una visita simplemente por sus coloridas calles, su iglesia y su puerto mundialmente conocidos... ¡sin olvidar su famosa tarta tropézienne! Tiene un ambiente que va cambiando a lo largo del año: ¡a cada cual su momento preferido!
Un consejo: vaya en barco desde Sainte-Maxime. La travesía es asequible y agradable, y lo más importante de todo, ¡evitará los atascos del período estival!
3. Saint-Raphaël y Fréjus, las hermanas del Var
Estas dos ciudades del Var, vecinas entre sí, son destinos soleados que harán las delicias de los hedonistas. No cabe duda de que forman una buena pareja: Fréjus es la puerta de entrada al interior del Var, mientras que Saint-Raphaël ofrece casi 36 km de costa repletos de calas y playas sublimes.
También resultan ideales para la práctica de la actividad náutica de su elección: paseos en barco, paddle surf, submarinismo o baños en familia en la playa de Le Veillat o en la calanque de Santa Lucia.
4. Macizo del Esterel, una curiosidad rebosante de color
Con su roca volcánica roja y sus calas de aguas translúcidas, este reclamo turístico de la Costa Azul es uno de los más bellos y emblemáticos. Por tierra, se puede descubrir a través de alguna de sus numerosas rutas de senderismo. Existe un recorrido adaptado a cada nivel: la ruta del Pic de l'Ours es un bucle de 1 h 30, perfecto para principiantes, mientras que los excursionistas experimentados no tendrán miedo de afrontar la ruta de los balcones de Cap Roux, de 4 h 30.
En su vertiente marítima, el macizo del Esterel se puede descubrir de mil y una maneras (o casi): desde un barco durante un crucero, bajo el agua con máscara y aletas durante una sesión de buceo o con un remo en la mano navegando en kayak. ¡Elija la actividad que elija, quedará fascinado con estos impresionantes paisajes!
5. Las gargantas del Verdon, una maravilla natural
¡La Costa Azul no solo es mar y playa! En el interior, existe una maravilla natural que no debe perderse: las gargantas del Verdon. El mayor cañón de Europa, excavado por el río del mismo nombre, es el lugar ideal para actividades de tierra y de agua. Senderismo, piragüismo, ciclismo... usted elige la forma de descubrir este paraje excepcional.
Los más deportistas podrán practicar barranquismo y rafting en los lagos de Sainte-Croix y Castillon, rodeados por un entorno natural adorable y único en su género. Después de vivir semejantes aventuras, tendrá la cabeza llena de recuerdos, los ojos llenos de estrellas y muchas ganas de volver repetir cuanto antes.
6. Grasse, ciudad del perfume
¡Visitar Grasse es vivir una experiencia sensorial única! Desde hace siglos, es la capital francesa del perfume, cuya fabricación ha ido elevando a la categoría de arte. Esta perfumada ciudad alberga algunas de las mayores fábricas de perfumes del mundo, como las de Fragonard y Galimard.
No solo podrá descubrir todos los secretos del perfume en el museo dedicado a él, sino que también tendrá la oportunidad de crear el suyo propio. ¿Qué mejor que un perfume a medida para recordar un lugar tan emblemático e imprescindible de la Costa Azul?
7. ¡Menton, ciudad del limón!
Es imposible no enamorarse de la belleza y el encanto de esta joya de la Riviera francesa. Última maravilla de la Costa Azul antes de Italia, Menton no es solo la capital del limón, que la ciudad celebra cada año en febrero, sino también una ciudad colorida con un apacible estilo de vida genuinamente sureño.
El casco antiguo le reserva bellos tesoros arquitectónicos, como la basílica de San Miguel y la Capilla de los Penitentes. ¡Además, cuenta con nada menos que 5 "jardines notables"! En el plano cultural, merece la pena visitar el museo Jean Cocteau, que alberga cerca de 2000 obras del polifacético artista.
8. Niza, capital de la Costa Azul
Entre los tesoros de la Costa Azul, Niza es sin duda uno de los más destacados. Con su Paseo de los Ingleses, su Villa Masséna, sus museos Matisse y Chagall, sin olvidar su castillo con cascada, el monte Boron y sus impresionantes vistas o su centro urbano con un encanto de otra época, Niza es un auténtico reclamo para los veraneantes que vienen a disfrutar del sol y del ambiente italiano.
¡Mientras explora la ciudad, no olvide probar algunas de sus especialidades culinarias! El pan bagnat, la VERDADERA ensalada nizarda, la pissaladière (tarta de cebolla caramelizada y anchoas), sus verduras rellenas y su estofado conocido como daube nizarda... ¡una explosión de sabores esperando a su paladar! ¡Las calorías no cuentan en vacaciones, así que aproveche!
9. Saint-Paul-de-Vence, un tesoro encaramado en su roca
Terminemos este recorrido por las perlas de la Costa Azul con Saint-Paul-de-Vence, maravilla entre las maravillas. El pintor Marc Chagall y el escritor James Baldwin no se equivocaron cuando eligieron instalarse en este magnífico pueblo típico provenzal. Usted también acabará sucumbiendo ante su apacible modo de vida, su inagotable magia, el canto de las cigarras y las impresionantes vistas de los alrededores.
El programa de su jornada en Saint-Paul-de-Vence incluirá un paseo por sus calles de piedra, un recorrido por las murallas, la visita de su patrimonio histórico, como la torre señorial, que actualmente alberga el ayuntamiento, las numerosas capillas e iglesias... y cómo no, la galería Maeght, consagrada al arte moderno y contemporáneo.
¿Dónde alojarse en la Costa Azul?
Seguro que esta enumeración de los muchos atractivos de la Costa Azul le ha convencido, y puede que incluso esté planteándose pasar sus próximas vacaciones en este pequeño rincón del paraíso. Pero, ¿qué alojamiento elegir? Hay varias opciones a su disposición:
- El camping, con la mejor relación calidad-precio, no solo le ofrece servicios e infraestructuras que conquistarán a grandes y pequeños, sino también la posibilidad de elegir entre una amplia gama de alojamientos, desde la confortable mobile-home hasta la intemporal tienda con la que regresar a las raíces, pasando por los alojamientos insólitos (lodge sobre pilotes, tienda Coco Sweet...), que le harán vivir una experiencia original.
- Los apartamentos, como en nuestra residencia Eden en Saint-Raphaël, levarán sus vacaciones a un nivel superior. Una estancia en un apartamento es la garantía de unas vacaciones familiares o románticas sintiéndose como en casa y disfrutando de espacio, intimidad y alto standing. ¡Todo un sueño!