Camping Gargantas del Hérault

Desde su camping en Languedoc-Rosellón, los paisajes urbanos van abriendo camino a los decorados vírgenes del valle del Hérault. La entrada a las gargantas, que llegan a alcanzar los 300 m de profundidad, viene marcada por el célebre Pont du Diable, el puente romano más antiguo de Francia. En un radio de tan solo 5 km, le esperan multitud de tesoros: Saint-Guilhem-le-Désert, la cueva de Clamouse, Saint-Jean-de-Fos… ¡Su única preocupación será tener que elegir!

¿No tiene tiempo para disfrutar del baño en este bonito paraje? Tranquilo, siempre le quedarán las estupendas piscinas y toboganes del parque acuático de su camping de 4 ó 5 estrellas. Otros preferirán tumbarse al sol en la terraza solárium u organizar un gran torneo de voleibol, fútbol o petanca a la sombra de las encinas. ¿Y los chavales, se preguntará? Se lo pasarán bomba con las animaciones de los clubes infantiles gratuitos. Lo ha entendido usted bien, su camping Sandaya ha pensado hasta en el último detalle para brindarle unas vacaciones de ensueño.

Las gargantas del Hérault son un inmenso terreno de juego perfecto para aventureros de todas las edades. En el corazón del verano, la mejor forma de disfrutar de ellas es a bordo de una canoa, algo fácil pues abundan los centros de ocio. Descubra desde el agua los rincones de baño más bonitos al tiempo que admira unos paisajes sencillamente espectaculares. ¿Le va la dolce far niente? Entonces extienda su toalla en la playa del Pont du Diable, ¡vigilada durante todo el verano!

Y, si desea resguardarse del sol y las altas temperaturas, sumérjase en las profundidades de la cueva de Clamouse, donde le espera un Spéléopark en el que podrá conocer sus decorados únicos mientras disfruta de un recorrido lúdico a la par que deportivo.

Joya del valle del Hérault, el pueblo de Saint-Guilhem-le-Désert es el marco ideal para sus paseos románticos. Declarado uno de los “Plus Beaux Villages de France” (pueblos más bonitos de Francia), Saint-Guilhem ha conservado su impronta medieval, lo cual le confiere un encanto único.

Recorra sus callejuelas y plazoletas, pare a curiosear en sus tiendas, admire las ruinas del llamado castillo del Gigante y, por supuesto, visite la abadía de Gellone, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. ¡Pero la visita no termina ahí! La abadía marca el inicio de la fantástica ruta de Fenestrettes (3h), que le deleitará con unas vistas impresionantes al Cirque de l’Infernet.